Legislación de la iglesia

La Iglesia Católica exigía que durante la celebración de los cultos litúrgicos las velas que se encendieran fueran fabricadas exclusivamente con cera de abejas, sin embargo, debido al alto coste de este tipo de velas (*) en 1904, la Congregación de Ritos decretó que el Cirio Pascual y las dos velas destinadas a la celebración de las misas debían de ser siempre “In Maxima Parte” de cera de abejas, ya que esta tiene un simbolismo religioso de virginidad y pureza de naturaleza. A este respecto, la Enciclopedia Católica explica que, desde los primeros tiempos de la Iglesia, los cristianos asignaron un simbolismo definido a la vela o cirio de cera considerando la abeja como símbolo de virginidad, manifestando literalmente que:

“La cera tipifica de manera sumamente apropiada la carne de Nuestro Señor, nacido de una Madre Virgen. De aquí se originó el concepto de que la mecha significa el alma de Jesucristo y la llama la Divinidad, que absorbe y domina a ambas. Por eso el gran Cirio Pascual representa a Cristo: la luz verdadera, y las velas pequeñas a cada uno de los cristianos que tratan de ser imágenes vivientes de Cristo”.

El uso de estos términos motivó la denominación de las distintas calidades de cera:

Pura de Abeja, Máxima, Notable, Exposición (del Santísimo), Iluminación…

Pero (*) la gran ventaja de la Cera de Abeja es que arde con llama blanca y sin residuos, no perjudicando pinturas ni ornamentos sagrados en las iglesias ni tejidos, bordados en palios y mantos, siendo fácil su limpieza al ser un producto totalmente natural.

Estas son las causas por las que su uso se ha extendido entre todas aquellas entidades que tienen algo importante que preservar. Por ello se usan velas de cera de abeja en capillas decoradas con irremplazables y valiosos ornamentos.
 
Igualmente, su uso ha proliferado entre las más importantes hermandades de Semana Santa, en cuyos palios procesionan veneradas imágenes rodeadas de valiosos bordados.

(*) BLÁZQUEZ ABELLÁN, G., ORZAEZ VILLANUEVA, M.T. (1999, septiembre-octubre). La cera de abejas. Cimiento del enjambre y útil para el hombre (2). Vida Apícola, 97, 15-18.

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